No dejaría de ser una simple anécdota, pero el comportamiento de un aficionado de Melilla Baloncesto ha dejado unas imágenes simplemente vergonzosas.
En el último minuto del partido entre Melilla Baloncesto y el FC Barcelona (próximo rival de Quesos Cerrato Palencia), el jugador del equipo blaugrana, Ludde Hakanson, se disponía a sacar de banda cuando un aficionado que estaba en la barandilla y que estaba acompañado por otros dos, sin venir a cuento le soltó una ligera colleja. El jugador no hizo caso o no se dio cuenta, y el aficionado, al que se le ve comentando algo con sus vecinos de asiento, parece que no le es suficiente, le suelta una más a lo que el jugador del FC Barcelona se da la vuelta y le protesta al colegiado que está al lado y lo está viendo.
Pero mejor ver el vídeo que Gigantes del Basket, de la mano de Chema de Lucas, publicó en su web:
La situación no fue a más y da la sensación que el aficionado simplemente intenta molestar al jugador blaugrana y no agredir, una anécdota pero también una situación que genera cierta verguenza.
Y es que da la sensación que el baloncesto está cogiendo últimamente formas que se oyen muy a menudo en los campos de fútbol. Bajo el paraguas del «yo pago una entrada» o en el caso de equipos de cantera, padres que se pasan tres pueblos, hay algunas personas (no muchas, pero empiezan a ser más) que se dedican casi exclusivamente a insultar de manera continua a jugadores, técnicos rivales y a veces, incluso a jugadores propios, actitudes y situaciones que hasta hace algunos años no se veían en el baloncesto que siempre se ha caracterizado por aficionados que acudían a animar a sus equipos y punto.
No queremos ser moralistas ni ejemplo de nadie porque sencillamente no lo somos, casi nadie puede decir que nunca ha usado el insulto contra un jugador o técnico rival, porque ante situaciones como agresiones, o situaciones un poco calientes, … a casi todos (por desgracia), se nos ha abierto la boca más de la cuenta usando apelativos poco afortunados, pero de ahí a usarlo como constumbre, hay una gran diferencia.
Aunque la desafortunada acción del aficionado de Melilla pueda quedar como simple anécdota, hay que empezar a vigilar a esas corrientes radicales que se cuelan en los deportes y que solo pueden causar daño.
Hasta ahora situaciones como esta se habrán visto en contadas ocasiones en el baloncesto y por supuesto no se pueden poner al mismo nivel de quién insulta a los rivales pero sí que deberíamos moderarnos un poquito, porque al baloncesto, y como a cualquier otro deporte, se acude a animar a tu propio equipo y el rival no es más que eso, un rival, sea eterno o no.
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