Cuando eres inferior técnicamente, sabes que debes salir a la pista a competir al 100% en todas las acciones. Eso hicieron ayer los jugadores de Mywigo Valladolid.
Mientras tanto los jugadores de Quesos Cerrato parecieron salir a la pista a ver como se desarrollaban los acontecimientos.
Los pupilos de Fisac con una baloncesto intenso en defensa e incisivo en ataque poco a poco fueron cobrando ventajas en el marcador ante la desesperación de la afición visitante.
Desesperación justificada ya que la mayoría de las canastas locales se producían bajo el aro, teórico punto fuerte de Quesos Cerrato. Mientras que en la otra zona del campo, el ataque palentino era muy estático y previsible. Con excesiva circulación exterior y sin cargar el juego con los pívot.
Las ventajas locales se fueron ampliando ante un Quesos Cerrato que cada vez jugaba más atenazado, hasta firmar un tercer cuarto demencial (17-4). Lo que permitía a los vallisoletanos afrontar el último cuarto con 22 puntos de ventaja (56-34).
Hasta ese momento el único jugador que estaba dando la cara era Urko Otegi.
El último cuarto
Cuando todo parecía perdido Natxo Lezkano sitúo en pista a Forcada, Huertas, Justo, Fornas y Arteaga y el equipo empezó a carburar… basándose en una defensa titánica, sin dar un balón por perdido.
Justo y Huertas se encargaban de anular a Montañez impidiendo la fluidez pucelana.
La pintura palentina se convirtió en inexpugnable (12 rebotes defensivos) y en la zona rival también se luchaba cada balón a vida o muerte (4 ofensivos).
En ataque, Forcada jugaba con una marcha más (5 asistencias), lo que impedía a la defensa rival colocarse y permitía mover el balón con fluidez evitando pérdidas tontas, solo una en esos diez minutos.
Y como se esperaba, el juego interior era la referencia, convirtiendo a Arteaga en una pesadilla para el equipo de Fisac (12 puntos).
Significativo ver a Quesos Cerrato anotar 34 puntos en los 3 primeros cuartos, mientras que en solo 10 minutos era capaz de anotar 33. Arteaga (12), Forcada (7), Justo (6), Fornas (5), y Huertas (3).
La clave
En plena remontada palentina llegó la acción (acciones) tonta del partido. Sergio De La Fuente realiza 3 “floppings” consecutivos buscando la falta de su par, y ante la reiteración se gana la lógica técnica. Era un buen momento para que Quesos Cerrato continuase acercándose, pero Arteaga cometió el error de entrar en la provocación y ganarse la consiguiente técnica igualando la situación creada por el pívot pucelano.
Los números.
La comparativa entre los primeros 30 minutos y los 10 finales dejan bastante claro que a este equipo le va mejor subir una velocidad (al menos) su juego ofensivo.
Primeros 30 minutos:
34 puntos, 25 rebotes (17+8), 5 asistencias, 14 pérdidas, 11 faltas cometidas y 20 recibidas.
Últimos 10 minutos:
33 puntos, 16 rebotes (12+4), 5 asistencias, 1 pérdida, 9 faltas cometidas y 7 recibidas.
Análisis individual.
Urko Otegi: Resulta difícil elegir al mejor jugador de un partido cuando este se ha jugado tan rematadamente mal durante 30 minutos. Destacamos a Otegi debido a ser el único que dio la cara cuando el equipo naufragaba; 13 puntos, 7 rebotes, 1 tapón y 7 faltas recibidas fueron sus números en esos 30 minutos.
Xavi Forcada: Muy bien en los últimos diez minutos, cuando dio otro ritmo al ataque y buscó con insistencia la penetración o el pase interior a Arteaga.
Oliver Arteaga: Demoledor para Valladolid en cuanto el equipo subió el ritmo de juego y le buscó como referencia ofensiva. Al no permitir que la defensa estuviese colocada, se puedo mover con mayor libertad en la zona.
Guillermo Justo: Fue el encargado de frenar a Montañez en el último cuarto y lo hizo bien. En ataque lanzó desde 6,75 en cuanto tuvo ocasión.
Rafa Huertas: Compartió con Justo la defensa sobre Montañez en plena reacción. Lástima que su tiro exterior no funcionase.
Roger Fornas: Todo pundonor con su movilidad y tiro exterior generó huecos para Artega. Junto con Oliver convirtieron la zona palentina en una fortaleza en ese último cuarto.
Dani Rodríguez: Bien en el primer cuarto en el aspecto anotador, pero sin marcar el ritmo del partido. Después desapareció.
Quinn McDowell: Perdido en medio del caos general.
Jon Cortaberria: Sin peso en el partido a pesar de que debería ser un jugador referencia.
Tomas Hampl: Jugó diez minutos pero estuvo muy espeso.
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